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Los daños por derivas en aplicación de fitosanitarios son un problema que amenaza a los productores de cultivos sensibles, como el algodón. Repasamos estrategias para prevenirlos de la mano del especialista Pedro Platz.
“La aplicación de fitosanitarios es un proceso complejo, donde interactúan muchos factores, por lo cual la eficiencia de las aplicaciones suele ser baja. Una de las consecuencias más graves de las fallas en la aplicación es la deriva. Ocurre cuando el producto aplicado, no logra alcanzar el blanco y es desplazado fuera del objetivo de tratamiento”. Así señala el informe de AAPRESID.
La deriva es un problema de suma gravedad principalmente cuando afecta a cultivos vecinos sensibles, como tomate, vid, papa, girasol, maní, o algodón. Actualmente, la deriva de herbicidas como el 2,4-D y otros hormonales, es una de las principales amenazas a las que se enfrentan los productores algodoneros en provincias como Chaco y Santiago del Estero, donde los daños llegan a ser irreversibles.
Frente a este panorama, la REM (Red de manejo de plagas) de AAPRESID convocó al especialista en calidad de aplicación Pedro Platz (asesor privado y docente en la FCA de Balcarce) para repasar los criterios y claves para lograr una aplicación de calidad y prevenir los efectos de la deriva, señala el informe.
“Cuando hablamos de aplicación efectiva o de calidad hacemos referencia a la capacidad de que el caldo que está en el tanque del equipo, y se transforma en gotas, llegue al objetivo de aplicación”, y dicha calidad dependerá de la cobertura o cantidad de gotas que alcanzan el blanco, la homogeneidad en la cobertura y la persistencia de la gota en las hojas.
Monitoreo
Para lograr una buena eficiencia el proceso comienza mucho antes de la aplicación. “Un buen manejo se inicia con la planificación y para esto es clave el monitoreo. Si decidimos sembrar un cultivo resistente a ciertos tipos de moléculas ya estamos planificando qué queremos hacer. Luego debemos recopilar toda la información acerca del historial de malezas y en lo posible su geo-posicionamiento en el lote”.
El tamaño de gotas y condiciones ambientales al momento de aplicar son otras dos claves para una aplicación efectiva y sin derivas. Cuando las gotas son muy pequeñas (menor a 150-180 micrones) el líquido aplicado puede desplazarse fuera del cultivo o lugar de aplicación, principalmente por la acción del viento (exoderiva). Estas gotas también son susceptibles a la evaporación cuando la temperatura es elevada y la humedad relativa baja (termoderiva).
Se considera que una temperatura mayor a 30°C, humedad relativa menor al 20% y velocidad de los vientos por encima de 18 km/h, constituyen una ventana de condiciones donde el riesgo de deriva es mayor”. El indicador Delta T, relaciona la temperatura y humedad, y es un estimador de la cantidad de vapor que la atmósfera puede absorber a una temperatura dada.
Condiciones óptimas
“Podemos decir que la situación óptima para aplicar ocurre cuando tenemos valores de Delta T entre 2 y 8 y velocidad de viento entre 5-18 km/h”, resumió Pedro. La dirección de aplicación también es relevante ya que aplicaciones contra el viento hacen que las gotas se eleven y tengan mayor deriva.
El tamaño de las gotas normalmente estará dado por el tipo de boquilla y la presión de trabajo. Por lo tanto, para reducir el impacto del viento el ingeniero planteó una estrategia basada en 4 aspectos: boquillas de aire inducido y reducir la presión de trabajo, para generar gotas más grandes; altura del botalón lo más cercana posible al objetivo para lograr una superposición mínima necesaria de los abanicos de distribución del líquido; y por último reducir la velocidad de aplicación.
También existen pérdidas por gotas demasiado grandes (mayor a 350-400 micrones): las gotas se escurren, rebotan y caen al suelo (endoderiva), no quedando en el blanco. El uso de aditivos, como adherentes o coadyuvantes que rompen la gota es un punto importante. Los aceites disminuyen la evaporación. “Por un lado, estos productos nos ayudan a lograr un tamaño de gota óptimo y por el otro, a proteger esa gota para que no se pierda”.
El tamaño de la maleza también afectará la eficiencia de aplicación, lo que a su vez se vincula con la dosis, la forma y la velocidad de aplicación, ya que, si la maleza tiene una determinada altura será necesario usar boquillas que lleguen a todos los puntos de crecimiento de la maleza y reducir la velocidad para que las gotas cubran completamente el blanco.
Otro aspecto a considerar para reducir las derivas será el tipo de formulaciones: “las empresas han trabajado en desarrollar nuevas formulaciones para evitar derivas, y es importante aprovechar estas tecnologías”.
Finalmente, el ingeniero Platz resaltó que para evitar problemas y errores en la aplicación y minimizar las derivas será esencial conocer la legislación de cada provincia y el rol del ingeniero agrónomo que confeccione una receta agronómica y realice el asesoramiento durante la aplicación. “Un punto importante pero que poco se practica es la evaluación de la calidad de aplicación, para esto se usan tarjetas hidrosensibles y aplicaciones de celular”.
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