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Productores de leche de distintos puntos del país atraviesan una crítica situación como consecuencia de un cóctel destructivo de sequía y altos costos de producción agravados por el Dólar Soja 2 y la brecha cambiaria, frente a un precio de la leche que, según sostienen es “el más bajo en 20 años” y no alcanza para evitar que los más chicos queden fuera de juego.
La Asociación de Pequeños y Medianos Empresas Lácteas (Apymel), una de las cámaras de la industria de la leche, informó la semana pasada en Córdoba que 400 tambos cerraron en lo que va de 2022.
“La situación ha llegado a un límite extremo de empezar con los cierres de tambos y la liquidación de los rodeos, en muchos casos no de rodeos de producción pero sí de recría y vaquillonas para poder aguantar el momento que estamos atravesando”, explicó Marisa Boschetti, una tambera de Alicia, un pueblo de menos de 4.000 habitantes ubicado en el este de Córdoba casi en el límite con Santa Fe donde ordeña 74 vacas de un rodeo total de 98 animales.
“La sequía está causando estragos en el sector productivo, principalmente en la lechería dónde se perdió el cultivo de forrajes dedicado a reservas, dejando a los productores, tanto pequeños como grandes y medianos, en un apocalipsis lácteo formado por la deuda ya irrecuperable de los cultivos perdidos, la venta de animales forzada por la falta de pasturas, alimento y de agua potable en ciertos casos, y a esto se le suma el costo en aumento de los balanceados”, describió en una carta pública Fabio Schneider, pequeño productor entrerriano de Colonia Merou, localidad ubicada a 30 kilómetros de Paraná, propietario de un tambo familiar semipastoril de 40 vacas en ordeñe.
“La sequía que nos viene golpeando muy fuerte desde hace un año y medio, prácticamente no hemos podido hacer reservas y las que se hicieron entre abril y mayo fueron de muy baja calidad, de un nivel nutricional muy bajo. Eso era lo que le estábamos dando a nuestros animales y lo equilibrábamos con la suplementación de maíz y pellets de soja pero hoy, con el precio de esos productos, es inviable. Así, las vacas sufren las consecuencias de una mala alimentación y caen los litros producidos por vaca”, contó Boschetti.
Al déficit hídrico se sumó el daño generado por el Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido como Dólar Soja, que en su segunda edición ofrece un valor diferencial de $230 por la divisa a quienes vendan la oleaginosa hasta el 30 de diciembre, y provocó que se disparen los costos de producción en los tambos. “El tema del Dólar Soja 2 lo único que hizo fue alterar los valores a los productores porque en Argentina los alquileres de los campos, en su mayoría, se pagan en quintales de soja, entonces nos aumentaron los costos de alquiler y de alimentación”, dijo Schneider.
“La segunda versión del Dólar Soja impactó muy fuertemente en los costos de los alimentos que ya son casi imposibles de adquirir para poder suplementar a los rodeos y tener una producción normal. Esto va a impactar de lleno y van a bajar considerablemente los litros producidos en el país por la falta de alimentación adecuada para la producción láctea”, alertó Boschetti.
La referencia histórica para estimar los costos en un tambo es el valor 2 kilos de maíz o 1,1 de soja. Según el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA), el precio de la leche que se paga al productor es de $61,59. ¿Alcanza? Según la tambera cordobesa, es un número “irrisorio” frente a la suba incesante de la inflación y del precio de todos los insumos. “El precio que recibimos no llega a cubrir el costo de producción, sumado a la necesidad de suplementar con soja y con maíz, estamos muy lejos de un número que ayude a pensar que podemos seguir produciendo leche en Argentina”, afirma.
De acuerdo con Boschetti, mínimamente necesitarían recibir $25 más por litro de leche. “Tendríamos que estar cobrando $85 como piso para poder proyectar y pensar una lechería viable, no digo a largo plazo, sino al menos dos meses adelante. Si no, lamentablemente vamos a empezar a engrosar el número de 400 tambos que ya han cerrado este año y a aumentar la liquidación de invernada y vaquillonas de recría”, anticipó.
“A valores reales estamos cobrando $58 a $60 el litro de leche cuando para nivelar la balanza, para sacar la nariz del agua nada más, tendríamos que estar percibiendo casi $90, o sea un 60% más”, consideró Schneider. “El Gobierno va a decir que lo que cobra hoy el productor está arriba de los USD 0,35, un precio alto a valores históricos, pero es una mentira porque el dólar real no es el dólar oficial, eso lo sabemos todos. Yo a las cubiertas, los insumos importados para la limpieza, las pezoneras siliconadas, las mangueras, etc., las tengo que pagar al dólar real o te cobran al dólar oficial pero aumentan los precios en dólares. Entonces, hoy los tamberos argentinos estamos recibiendo entre USD 0,12 a 0,15 de valor dólar real de bolsillo, el peor precio al productor de los últimos 20 años”, argumentó.
En este escenario, los productores han tenido que recurrir al descarte de animales sin preñez o de menor aptitud lechera. “Esto va a impactar muy fuerte hacia fines de febrero, principios de marzo, ahí vamos a ver las consecuencias negativas en una caída estrepitosa de la producción de leche en Argentina y en la disminución de los rodeos del país”, dijo Boschetti. Con este panorama, la productora manifestó su preocupación ante la posibilidad de que el Gobierno cierre la exportación de leche, lo cual complicaría más aún la situación de los tamberos ya que provocaría una importante caída del precio de la leche.
Para evitar la liquidación de animales y poder mantenerlos en sus campos, los productores tendrían que suplementar el alimento que hoy falta comprándolo a terceros, algo difícil en este escenario. “Hoy no hay posibilidades de adquirir nada porque el tambero está en una crisis económica espantosa, menos aún puede tomar deuda porque no hay financiamiento y sería una locura con las tasas de interés que hay del 90% o más, sería una mochila muy pesada que no podría sobrellevar, hoy el financiamiento es nulo”, indicó Boschetti.
Para el entrerriano, “resolver el tema lechero en Argentina es mucho más sencillo de lo que parece pero en la cadena láctea reina la hipocresía, nunca podemos junta a todos los actores: productor, industria, comercio y Estado, las cuatro patas que tienen que estar en una mesa real. Ni la industria ni el comercio participan de reuniones con los productores porque ellos tienen poder dominante y siempre ajustan para atrás”, aseguró.
En Argentina, desde hace 25 años, la producción de leche se mantiene entre los 10.000 y 12.000 millones de litros. “En los años ’80 teníamos 5.000 productores en Entre Ríos, hoy quedan 800, ahí queda claro lo que está pasando con la lechería: la producción se concentra cada vez en menos productores”, lamentó Schneider.
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