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La mayor oferta de vacunos hizo que los valores se mantengan sin variación desde hace meses en el mostrador. La demanda externa también bajó.
Una baja demanda, producto del menor poder adquisitivo de los consumidores y la alta oferta, consecuencia de una salida anticipada de los animales de los campos por falta de pasto, mantienen planchados los precios de la carne vacuna en medio de una inflación creciente. En términos reales, la caída fue del 18% en los últimos cuatro meses.
De acuerdo con los datos del IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina), en los últimos 12 meses, el precio de la carne vacuna aumentó apenas un 68%, contra una inflación que para ese mismo período acumula el 83%. Mientras tanto, alternativas más económicas como el pollo exhiben subas del 89% anual.
“En los mostradores, la carne no aumenta desde hace siete meses, la calle no tracciona. Este año fue malísimo para la hacienda, el gordo bajó un 10% a 15%. Lo que subió fue la invernada para mandar a feedlot pero no traccionó el consumo”, dijo Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya). Para el engorde a corral los números no cierran. “Los feedlot la están pasando muy mal, al haber oferta y poca demanda del consumidor, la carne no subió de acuerdo a la inflación que tendría que haber sido de un 5% o 6% desde marzo a la fecha”, explicó Rafael.
Para Carbap (Confederaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) La situación actual de la ganadería es crítica. “Los precios de la hacienda están descalzados desde hace meses en relación a la inflación y el Índice de Precios al Consumidor. La suba anual de la carne en pie en octubre 2022 contra octubre de 2021 ha sido de 47,3%, muy por debajo de los valores de la inflación“, advirtió la entidad. Mientras tanto, los costos de producción de la misma, aumentaron por encima de la misma.
“Si observamos la variación de precios entre los diferentes cortes de carne vacuna, desde los más económicos como la falda o el osobuco, hasta los de mayor valor comercial como puede ser un lomo o un peceto, vemos que, en los últimos 12 meses, los cortes más económicos duplicaron su valor, exhibiendo aumentos cercanos al 110% interanual, mientras que los cortes más caros aumentaron muy por debajo de la inflación, registrando incrementos inferiores al 40% interanual”, detalló la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Así, la brecha de precios entre los cortes de mayor y menor valor se redujo significativamente pasando de casi 300% alcanzado en el mes de marzo a un 150% actual. Por eso, los sectores de menor poder adquisitivo sufren el mayor impacto en la suba de precios y recortan o modifican su consumo de acuerdo con las variaciones en el mostrador.
Desde hace un año, el consumo de carne vacuna está instalado en un promedio de 48 kilos anuales por habitante, desde los 55 a 60 kilos que supo absorber el mercado doméstico hasta 2019. “La inflación afecta de manera más directa a los ingresos más bajos, aquellos donde ya no existe margen de ahorro y todo lo que ingresa se consume de manera casi inmediata en los primeros días del mes”, explicó la BCR.
Según analizó la entidad, el ingreso medio de un trabajador ocupado en Argentina, hasta el primer trimestre de 2022 se ubicaba $62.588,75 mensuales y en ese período, el promedio de un kilo de carne de vaca rondaba los $915, por lo que la capacidad de compra de un ingreso medio era de 68 kilos de carne vacuna por mes. El poder de compra de ese ingreso medio en 2019, en tanto, permitía adquirir 95 kilos de carne vacuna por mes, es decir que, en los últimos tres años el consumidor perdió casi un tercio en su poder de compra.
Por el lado de la oferta, hay un elevado nivel de faena ya que muchos animales han estado saliendo de los campos carentes de pasto hacia los feedlots que presentan un nivel de ocupación superior al que podría esperarse para esta época del año.
“La seca adelantó la salida de mucha hacienda que era para sacar más adelante, no se pudo una recría con más tiempo y eso hizo que tengamos todavía mucho gordo para seguir sacando”, dijo Leonardo Rafael de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya).
Históricamente, los dos últimos meses del año el precio de la carne tiende a corregir eventuales retrasos. “Quizás en algún momento puede haber un reacomodamiento por lluvias o por las fiestas pero creo que recién hacia fines de enero o febrero puede llegar a faltar algo de hacienda porque todo lo que vamos a sacar ahora es en realidad un adelanto de lo que tendríamos que sacar para esa fecha”, explicó Rafael.
A la situación interna, se suma un mercado exportador muy debilitado, no tanto en volumen sino en precios, que también resta tracción, “especialmente en lo que respecta a cortes de mayor valor comercial que al no poder ser valorizados en el mercado europeo, terminan volcándose a segmentos domésticos de alto poder adquisitivo achicando la brecha contra los cortes de menor valor”, señaló la BCR.
Frente a este escenario, desde Carbap pidieron al gobierno nacional que “libere urgentemente las restricciones existentes en cortes de exportación en un mercado internacional que se ha tornado recesivo y sobreabastecido”.
Se espera que hacia el final del año, las correcciones de precio tiendan a morigerarse, a medida que la hacienda comience a escasear, siempre y cuando el clima permita reactivar un normal desarrollo de las invernadas a campo.
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