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Se esperan precipitaciones entre el 9 y el 10 de diciembre en la región central, pero los acumulados serán muy modestos. Las mejores posibilidades las tiene la provincia de Buenos Aires.
La escasez de lluvias por tercer año consecutivo viene generando enormes daños a la producción agropecuaria argentina que pronto se harán sentir en la economía nacional En esta campaña de cultivos de verano, la falta de precipitaciones, las elevadas temperaturas y el viento están dejando postales desoladoras en los campos del país que superan los malos recuerdos de 2008/09, una de las peores dos campañas de las últimas dos décadas junto con la de 2017/18.
En aquel ciclo, la falta de agua precedió a la siembra gruesa ya que la sequía afectó seriamente a los cultivos de invierno y la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) anticipaba el peor escenario de granos gruesos de los últimos 20 años en la región pampeana. Esa campaña, el trigo fue un gran fracaso productivo a nivel nacional al igual que este año y la soja, con 18 millones de hectáreas sembradas y una producción esperada de 50 millones de toneladas, apenas logró 31 millones. Sin embargo, a diferencia de la actual, se produjeron importantes tormentas a fines de noviembre y una recuperación de las lluvias hacia finales de enero que se considera poco probable para 2023.
En aquel entonces, el área más afectada era el este: Buenos Aires, Entre Ríos y el sudeste de Santa Fe. “A esta altura del año (2022), gran parte del norte y este de la región pampeana muestran los niveles más bajos de agua en el suelo considerando las estadísticas de los últimos 30 años”, advirtieron desde la GEA. Según su relevamiento, la situación es más grave que en 2008 en Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Córdoba. Hacia fines de noviembre de ese año, las lluvias cuadruplicaban las de 2022 en la zona núcleo agrícola. Y, sin pronóstico de que se den lluvias en diciembre como ocurrió en aquel ciclo, la tendencia es que se agrave hacia el 20 de este mes.
Un infierno
En 2008, un informe de campaña de la BCR describía: “noviembre asfixiante por temperaturas históricas”, algo muy similar a lo que está sucediendo actualmente. Las máximas de la semana pasada se mantuvieron en un promedio de 40º y 42º en la región núcleo, pero sin las mismas lluvias de entonces. En noviembre de 2008 una gran tormenta dejó acumulados de 80 a 140 milímetros, muy lejos de los 10 a 40 de 2022. Además, durante la primera quincena de diciembre de aquel ciclo hubo precipitaciones en la región central que permitieron mejorando la situación de las reservas.
En 2009, a partir del 25 de enero se dio una recuperación de humedad con lluvias de 60 a 140 milímetros en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco y parte del norte de Buenos Aires pero el escenario no volvería a repetirse en 2023. El consultor de la BCR, Alfredo Elorriaga, señaló: “Lamentablemente, vemos que una recuperación sostenida del estado hídrico de los suelos podría darse a partir de febrero o marzo de la mano de condiciones globales más favorables para Argentina. No puede descartarse que suceda lo que todos estamos deseando: eventos extraordinarios que sean efectivos, pero lejos de ser generalizados se darían de forma puntual, en determinados momentos y en algunas zonas que sean favorecidas”, indicó.
En la región pampeana, los pronósticos para la primera semana de diciembre no muestran ningún cambio significativo que pueda modificar el patrón de faltantes de lluvias, de acuerdo al especialista José Luis Aiello. Aunque se esperan precipitaciones entre el 9 y el 10 de este mes. en la región central, los acumulados serán muy modestos. “Las mejores posibilidades las tiene la provincia de Buenos Aires, como sucedió hasta ahora. De todas maneras se tratarían de lluvias modestas”, dijo Elorriaga.
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