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Los robos más importantes en materia económica son los de insumos como las semillas y los agroquímicos que son de alto costo.
Se trata de un gravísimo problema para la actividad agropecuaria que visto por los gobernantes son pequeños daños en perjuicio de grandes terratenientes, realizados por gente necesitada. Con esa mirada que soslaya el verdadero efecto del accionar de estos grupos lo promueven y va en aumento, al punto de llevar al límite de tolerancia de los productores.
Para explicar este verdadero flagelo hay que analizar las causas desde sus múltiples aristas, la ideológica en primer término, por ser la que le brinda el marco de justificación social y judicial. Ningún político actual se anima a castigar con declaraciones a los que cometen delitos contra los grandes capitales aunque se trate de pequeños productores. Hay que cuidar los votos que provienen de ese grupo de estafados económica y culturalmente.
Otra causa importante es la impunidad que la distancia y la falta de caminos adecuados para el patrullaje le dan a la delincuencia. También promueven el vandalismo los reducidores de metales y de objetos robados que actúan encubiertos en negocios cuasi legales como los desarmaderos.
Los blancos predilectos para sus robos actualmente son las bombas solares y sus pantallas, debido al cobre que contienen. El reemplazo de los molinos de viento por dichas bombas fue una solución muy conveniente por el simple hecho de no existir más molineros, pero la solución trajo el problema de los robos. Generalmente las bombas son vendidas por dos pesos a inescrupulosos compradores y los cables son reducidos con fuego para quemar el recubrimiento plástico. El resultado es que los animales se quedan sin agua y el propietario tiene que volver a invertir.
Otro objetivo son los boyeros eléctricos o electrificadores de todo tipo, si son solares se llevan el equipo y las pantallas y si tienen baterías también se la llevan. La consecuencia de este robo no solamente es económica sino que, al no tener energía las divisiones, los animales acceden a parcelas que por su estado de desarrollo pueden matarlos en pocas horas.
En la categoría de daño por maldad y placer enfermizo entra la rotura de bolsones o silobolsas, esta modalidad de perjuicio está muy difundida en todo el país agrícola y recibió el apoyo y la instigación de sectores afines al gobierno. La señora Hebe de Bonafini desde la pantalla de algunos canales de televisión convocó públicamente a quemar lotes de producción y silobolsas, y ningún juez se animó a actuar de oficio para sancionar semejante atropello.
También los contratistas rurales son víctimas de esta modalidad de delito, es tan alto el riesgo que corren sus maquinarias que siempre debe haber personal para cuidarlas, especialmente los fines de semana, o en su defecto recorrer un montón de kilómetros para guardarlas en galpones. Les roban las baterías y todos los componentes extraíbles de los motores. Además con la escasez de cubiertas, ahora también las roban y los dejan sobre tacos.
Los robos más importantes en materia económica son los de insumos para las siembras, las semillas y los agroquímicos tienen valores exorbitantes y a esta modalidad se dedica otra categoría de delincuentes ya que para realizarlos necesitan contar con vehículos y una logística más refinada.
Todo esto en cuanto a daños materiales pero también producen situaciones complicadas para la integridad o la vida misma de las personas que se encuentran en los campos. La distancia a los centros poblados hace casi imposible la intervención a tiempo de la policía y por ese motivo siempre hay armas en las casas de campo, para disuadir a los intrusos con disparos al aire.
Esta situación de indefensión y riesgo para la actividad agropecuaria está llevando a retrasos insospechados en materia tecnológica, entre ellas el riego y todo lo descripto anteriormente. Un estado que no reconoce el valor del mérito y tampoco castiga el delito logra la huida de capitales hacia la seguridad de otros países.
Debieran tomar nota de estos problemas las autoridades para evitar mayores daños a la actividad que aporta la mayoría de las divisas a las arcas nacionales.
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