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“No hago nada anormal. Soy un tipo común”. Se sienta habitualmente en el Club Social a tomar un café con amigos. Luego, sale a hacer los “mandados” para su casa pero también ayuda en las compras a una de sus dos hijas, Johana, quien es repostera. Por la tarde, sale a caminar por las afueras de la ciudad para hacer actividad física.Y por la noche, hace uno de sus hobbies: cocinar.
Pese a esta vida “normal”, no pasa inadvertido en Saladillo,su ciudad natal. En 2016 se inauguró un monumento en una de las rotondas que atraviesa la Ruta Nacional 205. Además, este año se presentó un mural junto al astro Diego Armando Maradona en una de las paredes del club Argentino, lugar donde se inició futbolísticamente. Hasta escribieron un libro sobre su vida deportiva publicado hace 6 años. Y próximamente, una calle llevará su nombre. Y hay algo que lo distingue en el día a día y que lo ubica en lo que realmente representa para la Argentina: el saludo de los amigos, conocidos o simplemente vecinos que lo ven y no dejan pasar la oportunidad de poder saludarlo o pedirle autógrafos y fotos.
Se trata de Julio Jorge Olarticoechea, más conocido como “Vasco”, quien tiene 3 mundiales en su espalda -fue campeón en 1986 y subcampeón en 1990- pero él vive como un tipo común por las calles de la localidad bonaerense, situada a 180 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
El “Vasco” jugó como profesional durante 17 años e integró tres equipos de los cinco grandes del fútbol argentino (Boca, Racing y River), además de haber jugado también en Colombia, Italia y Francia. Tiene más de 600 partidos jugados en toda su trayectoria. Su gran performance lo hizo saltar a la Selección Argentina y formó parte de los planteles de 1982, 1986 y 1990.
“Tengo la imagen de tener la pelota todo el día. La pelota de trapo, de goma o la de cuero, que está última la tenía cada tanto”, recordó. “A los 11 años comencé a jugar en Argentino de Saladillo y a los 15 me fui con un bolsito y con muchas ganas de ser jugador de fútbol. Con mucha ilusión me probé y quedé en la séptima de Racing. Y a partir de ahí no paré más. Tuve una carrera muy buena, que nunca la soñé pero se fue dando. Fue paso a paso haciendo bien las cosas, siendo profesional”, comentó.
Por qué Saladillo
“Elegí Saladillo para vivir por la tranquilidad que se vive tras mi paso en Mandiyú de Corrientes que me acostumbré a vivir una vida más tranquila, por las nenas que eran chiquitas y por la inseguridad que ya había en Buenos Aires”, indicó.
Saladillo es una localidad situada en el centro de la provincia de Buenos Aires y se dedica a la actividad agroganadera. Si bien Olarticoechea no está ligado al agro, salvo cuando era jugador que compró una chacra pero la vendió rápidamente en sus tiempos como jugador, reconoce que el campo es el motor del país.
“No solamente en Saladillo, sino en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y otras provincias que son agroganaderas, el campo es el motor del país. Cuando el campo anda bien, sobre todos los pueblos chicos, funcionan mejor porque mueve muchas industrias y comercios. En Saladillo se nota mucho cuando hay buenas cosechas porque empieza a ver movimiento, se empieza a cambiar camionetas, funcionan las gomerías”, describió.
Los mundiales
“En los tres mundiales que estuve, fueron totalmente distintos. En 1982, con Menotti, nos fue muy mal. Estando Maradona en un gran nivel no se pudo lograr el objetivo después de estar cuatro meses concentrado y hacer un gran trabajo”, comenzó explicando.
“Después vino al mundial 86. Ese fue el momento clave de mi carrera como jugador. No hay otro momento, dar la vuelta olímpica y, sobre todo, en el Estadio Azteca, que es un estadio impresionante, increíble. Ahora hay muchos estadios pero en ese momento el Azteca era uno de los mejores del mundo”, describió el exjugador las sensaciones de haber conquistado lo que todo jugador añora. “Era como la bombonera pero mucho más grande”, siguió comparando lo que significa el estadio.
Con respecto al mundial de Italia 1990, sostuvo que le quedó un sabor amargo porque no pude disputar la final con Alemania. “Ni Caniggia ni Giusti ni Batista ni yo pudimos jugar. Dimos ventaja deportiva contra Alemania, que ganó con un penal mal cobrado. Tampoco nos cobraron un penal a (Gabriel) Calderón. Si estábamos completos, seguramente les hubiésemos ganado”, se lamentó.
“Jugar dos finales de mundiales seguidas no es fácil. Pero me quedó la espina, la duda para toda la vida”, agregó.
Más allá de los logros deportivos, una jugada dejó enmarcado a Olarticoechea en el partido contra Inglaterra, cuando el equipo inglés acechaba tras el descuento en el mundial de 1986. Fue una salvada en la línea de gol con la “nuca de dios”, y evitó el empate del seleccionado inglés.
Qatar 2022
Hoy, en pleno mundial de Qatar, y tras el traspié en el debut de Argentina contra Arabia Saudita, Olarticoechea se lo ve por las calles de la ciudad que lo vio nacer allá por el 18 de octubre de 1958. Y mira los partidos de la selección nacional como un hincha más.
“El debut de la selección no fue bueno a pesar de que tuvo chance de hacer algún gol, por pequeños detalles no se pudo porque el rival también influyó e hizo un gran partido”, opinó sobre el debut de “La Scaloneta” en el torneo.
“Ahora quedan 6 finales. Es complicado pero hay buenos jugadores y pueden revertir la situación. No es fácil, pero se puede revertir. Tampoco son tan cucos los mexicanos y los polacos” aseguró.
“No es lo ideal llegar a un mundial después de una semana de haber competido con tu equipo. Lo ideal era cómo se hacía antes, los técnicos tenían tiempo para trabajar. En el 86 llegamos más de un mes antes al mundial”
Su paso como DT
Dirigió la Selección Argentina Femenina en 2015 y la Selección Argentina en Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. A su vez, dirigió equipos locales, como Deportivo Mandiyú, y equipos internacionales ”Como técnico dirigí poco porque no tengo pasión. Si no tenés pasión para dirigir, no lo vas a hacer bien. Me saqué las ganas, las dudas. Cuando jugaba, sí tenía la pasión que quede técnico no la encontré”
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