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Los eventos climáticos que golpean a la principal región productiva de arveja y lenteja de Argentina impidieron la siembra de gran parte del área proyectada este invierno y destruyeron a los pocos cultivos que quedaban en pie, por eso, la producción de esas legumbres en esta campaña será mínima.
“El panorama es deprimente porque la sequía, que ya viene desde hace cuatro años en esta zona, ahora se extendió a otras provincias, es una sequía generalizada, y a eso se sumaron las heladas tardías, así que prácticamente se perdió toda la cosecha de arveja y de lenteja”, cuenta Mayra Boglich, titular de la empresa Inalpa, líder en el procesamiento, envasado y ventas de distintas legumbres y cereales que abastece a todos los canales de punta a punta del país.
En la planta procesadora de Inalpa, en Pavón Arriba, al sur de Santa Fe, trabajan en forma directa 220 personas que, en dos turnos de producción, sacan entre 650.000 y 700.000 latas por día, de las cuales la mitad son de arvejas. Para hacerse de la materia prima, en la firma alquilan campo donde producen las dos leguminosas y también compran granos a otros productores, además, los dos socios propietarios siembran tierra propia, pero este año no habrá forma de satisfacer las necesidades de la planta.
La arveja representa el 50% de la facturación de la empresa. “Es el producto que arrastra la venta del resto de nuestra línea por eso es tan grave”, explica Boglich. Más atrás vienen el choclo en grano amarillo, las cremas de choclo, y luego, con un 7% se ubican el poroto, la lenteja y el garbanzo. La producción de este último también se perdió por la falta de lluvias en el norte del país.
“Nosotros trabajamos con productores de la provincia de Santa Fe, de Entre Ríos, de Buenos Aires y estamos todos afectados, porque es una cadena. El 70% de la población de la localidad de Pavón Arriba depende de Inalpa y también gente de otros pueblos”, indica para poner en contexto el perjuicio que representa el fracaso de las cosechas.
“Este año, lamentablemente, nos jugó una mala pasada la sequía desde abril a la fecha, con el golpe de gracia de tres o cuatro heladas tardías que dejaron con las manos vacías a todos los productores”, repasa Sergio di Pego del directorio de Don Elio S.A. cuya planta procesadora y envasadora de legumbres se encuentra en la localidad de Coronel Domínguez, ubicada también en el sur de Santa Fe. En la firma trabajan 60 personas de forma directa y más de 200 indirectamente. La empresa fracciona más de 50 clases de legumbres y cereales tanto en paquete como en lata y su marca Elio se encuentra en la mayoría de las cadenas a nivel nacional.
“Nosotros somos muy dependientes de lo que pase en la zona, normalmente en el departamento Rosario y Constitución se hace más del 80% de las arvejas y algo menos de lentejas, pero el garbanzo que se hace en Córdoba y el noroeste también sufrió la sequía y grandes daños, en la mayoría de las legumbres hay baja o nula producción”, menciona di Pego.
Los empresarios del rubro no saben qué harán para continuar operando, mantener las plantas en funcionamiento, los puestos de trabajo y abastecer al mercado interno. “Uno va al mundo y quiere importar materia prima y tampoco hay porque en Canadá, desde donde estamos queriendo traer, hubo sequía y desde Ucrania, que es uno de los productores más grandes de arveja, especialmente amarilla, tampoco se puede por la guerra, entonces es un panorama muy complicado por donde lo mires”, señala la Boglich.
“El año que viene va a ser un problema conseguir semilla porque no se cosechó nada. Además, hay mucha arveja que se exporta como materia prima y no se va a poder vender. El panorama es sinceramente muy complicado. Es gravísimo”, lamenta la empresaria.
Inalpa tiene 48 años de trayectoria. “Mi papá, con 87 años, me dice que desde que arrancó la empresa nunca hubo una sequía similar y que en más de cien años no se vio una sequía como la de ahora en la zona”, remarca Boglich. “Para nosotros es un escenario nuevo también, no sé cómo lo vamos a manejar porque no hay muchas opciones ya que no hay grano”, confiesa.
Para hacerle frente a la situación están buscando e intentando comprar algún remanente de arveja de la cosecha pasada que no vaya a exportación, y lo poco que logren cosechar este año lo destinarán a semilla para la próxima campaña. “También estamos pensando en incorporar arveja amarilla, pero hay poca, y estamos viendo si se puede adelantar la fecha de siembra yendo al norte del país. No hay muchas opciones. Estamos analizando la situación a ver qué podemos hacer”, relata.
En Don Elio, todavía tienen algo de stock del año anterior que usarán para cubrir una parte mínima del bache. “Cuando vimos la situación, no se siguió exportando para poder tener mercadería para parte de este año y tratar de mantener la mano de obra lo máximo posible”, cuenta di Pego. En la firma, están estudiando alternativas y la posibilidad de hacer cultivos distintos como nueces y almendras, “entre otras producciones nuevas para paliar la situación”.
Boglich sostiene que atravesar este año y el próximo será “un desafío para todos los empresarios”. Por eso opina: “Creo que tenemos unirnos todos, sector público y privado, para entablar una mesa de diálogo y decir: cuidemos el grano que hay en Argentina porque si no, no vamos a poder abastecer el mercado argentino, esa es la realidad y es crítica. Es importante que la poca arveja que quede no salga para exportación porque ahí sí que estamos complicados”, subraya.
Cabe señalar que Argentina exporta más del 60% de su producción a más de 50 países de todo el mundo y comercializó casi U$S 210 millones en el primer semestre de 2022.
Di Pego se manifiesta apenado por “el atraso importante que todo esto va a generar en la zona productora: no hay movimiento en los pueblos, hay poco trabajo, todo está parado; la preocupación de los productores a nivel general es alarmante”, expresa.
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