[ad_1]
Especialistas en nutrición mostraron los resultados de un buen aporte de nutrientes aún en años en los que falta agua. Incluso con más respuesta que en años donde sobra.
Para algunos, los equipos “se arman de atrás para adelante” y una buena defensa es el mejor ataque. Traducido al campo en general, y a la agricultura en particular, en años de agua escasa, hay que estar atentos con ese “manejo (austero) defensivo”. Porque se puede defender muy bien, pero si no tenés un delantero que pueda hacer el gol o un enganche o mediocampista que de el pase, la victoria quedará cada vez más lejos.
“Al fertilizar lo que buscamos es aumentar la eficiencia del uso del agua, y hacerlo responsablemente mejora la disponibilidad de nutrientes en las plantas para que puedan ser más productivas, nuestro desafío es comunicar que estamos manejando agua y cada milímetro que se transpira se tiene que convertir en azúcar y, luego en rinde”. Con estas palabras resumió el mensaje que tienen para dar los especialistas en nutrición esta campaña Martín Díaz Zorita, Docente investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Pampa (UNLPam).
“No se trata sólo de fotosíntesis, mezclar agua con dióxido de carbono, sino de lograr estructuras donde los nutrientes puedan ser absorbidos debidamente”, refirió Díaz Zorita durante la rueda de prensa convocada por FERTILIZAR para hablar de la nutrición en los cultivos de verano.
Se sabe que el agua a la siembra explica alrededor del 80% del resultado de los cultivos de verano por estas latitudes. “Está en nuestra habilidad que ese aprovechamiento llegue a buen puerto, que ocurra”, insistió Díaz Zorita. Y agregó: “En condiciones de falta de nutrición adecuada, los kilos que producimos por cada milímetro de agua en el suelo es significativamente menor que cuando corregimos adecuadamente la nutrición”.
Entonces, “la poca o abundante agua que tengamos siempre es mejor aprovechada cuando la nutrición no es un factor limitante”, remató el profesor. Y dio algunos ejemplos de por qué es mejor fertilizar con fósforo y con nitrógeno.
“En maíz, con fósforo hay más raíces y alcanzan mayor profundidad, pueden explorar más suelo lo que le da más recursos a la planta para poder producir”, explicó. ¿Esto ocurre sólo en maíz? “No, -contestó Díaz Zorita-, esto pasa también con la soja, porque en la medida que aumenta la cantidad de fósforo mejora la nodulación”.
Ahora bien, ¿Dónde estamos parados en cuanto a la fertilidad de los suelos? Díaz Zorita mostró un mapa de la región pampeana en el que se veían parches de fertilidad diferentes en a partir de los niveles de fósforo extractable. “En 2011 teníamos 23 ppm (partes por millón) de fósforo, o sea, un nivel bastante bueno de fertilidad, con algunos problemas en ciertos lugares, pero ya en 2018, apenas siete años después, el registro marcaba una media de 16,3 ppm, con algunos parches en los que estaba ya afectado el 10% de la producción”, dijo.
Hoy, según mostró Díaz Zorita, el 70% de los lotes de la región pampeana se ve limitado por faltante de fósforo y, por ende, para tener esa exploración radicular.
¿Zinc?
El zinc también ha ido mostrando respuestas en distintas regiones de la región pampeana. Nicolás Rouillet, de FERTILIZAR, explicó la importancia del zinc y dónde estamos parados en cuando al zinc disponible en los suelos. “Es muy importante, porque ¿qué pasa cuando la planta no puede hacer fotosíntesis porque cierra sus estomas? Cuando los estomas se cierran la radiación sigue entrando en las plantas y generan unas sustancias nocivas para las plantas que se llaman radicales libres”, contó Rouillet. Y agregó: “El zinc previene este daño”.
“Encontramos que cerca del 83% de los lotes se encontraban ya en 2018 con deficiencia de zinc”, mostró Rouillet.
¿Cuánto se repaga fertilizar?
Desde 2016 FERTILIZAR armó una red de estrategias en distintos sitios en los que se comparaban cuatro situaciones: sin fertilizar, la fertilización promedio de los productores promedio del lugar, una en función de los rendimientos y una de alto rendimiento. Acumularon 6 años, con 66 ensayos en 10 localidades y 7 cultivos.
“Vimos que la fertilización de los altos rendimientos obtuvo un 14% más que los que hace el productor en la zona y que la fertilización actual explica un 22% de la diferencia de rendimientos”, dijo Rouillet. Y agregó: “Además, vemos que los años en los que más aprieta el ambiente son los de más fluctuaciones, pero los cultivos más nutridos son los que reducen esas incertidumbres”.
Como cierre, tomó la palabra de nuevo Díaz Zorita y apuntó que la soja responde positivamente a la fertilización, “no lo olviden, fertilizar la soja es importante”.
En el caso del maíz, mostró dos casos bien distintos: Eduardo Castex, en La Pampa, y Nogoyá, Entre Ríos. “En los ambientes más complejos y restrictivos pampeanos la contribución relativa de la fertilización versus la no fertilización es mayor, en Castex pasó de 5645 kg/ha (sin fertilizar) a 9080 (con la fertilización de alto rinde), un 60% de respuesta, mientras que en Nogoyá pasó de 7741 a 9643 kg/ha, un 25% de respuesta”, sentenció.
“Pasamos de 9-10 kilos de granos por milímetro de agua a valores de 15 kilos, ¡Eso es nutrición, la nutrición le da valor al agua!”, se entusiasmó Díaz Zorita. Y cerró: “Por cada milímetro que circula por la planta logramos fijar más cantidad de materia seca, azúcares, y convertirlo en rendimiento”.
[ad_2]
Source link