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Esta campaña de verano, Daniel Burini sembró 500 hectáreas de maíz en Gálvez, en el centro sur de Santa Fe. Hoy, todos sus lotes implantados en segunda fecha presentan el ciento por ciento de las plantas afectadas por la enfermedad conocida como achaparramiento del cultivo, causada por la bacteria Spiroplasma kunkelii, que es transmitida por un pequeño insecto, la chicharrita (Dalbulus maidis), una plaga imparable que por primera vez se expandió desde el norte del país y está arrasando toda la zona agrícola argentina, incluso llegando a localidades del sur de la provincia de Buenos Aires.
“No hay ningún lote en que no se vea daño, tengo fechas de siembra de fin de diciembre y primeros días de enero de todos los semilleros, incluso de algunos que indican que los híbridos serían tolerantes, pero no zafa ninguno. El maíz que tendría que dar 10.000 kilos, si vos vas a ver las espigas que tenés hoy, es un maíz de 4.000 kilos, pero tampoco sé si va a dar eso o menos porque no terminó el llenado de granos entonces no sé realmente en qué va a terminar”, contó Daniel a Clarín Rural.
La enfermedad que transmite la chicharrita causa importantes daños fisiológicos, problemas en el desarrollo y reducción del rendimiento. Entre sus síntomas se incluyen hojas con rayas cloróticas, enrojecimiento o deformaciones en los márgenes; entrenudos acortados, exacerbada prolificidad; aparición de espigas múltiples infértiles; acortamiento del período de llenado de granos y muerte prematura de plantas.
En la zona, los cultivos arrancaron con plantas que parecían normales, pero a medida que fue avanzando el desarrollo, comenzaron a aparecer el rayado de las hojas, las multiespigas y las espigas no fecundadas. “Hay lotes con el 100 por ciento de las plantas multiespiga”, dijo el productor.
Según especialistas del INTA, las altas temperaturas y las abundantes lluvias, junto al escalonamiento en las fechas de siembra fueron las principales causas de la rápida reproducción y migración de la chicharrita, que puede permanecer agazapada durante todo el invierno en malezas y cereales.
Esta campaña, al momento de sembrar el maíz temprano, hacia fines de agosto y durante septiembre, los suelos de la región aún no contaban con suficiente humedad y fueron pocos los productores que pudieron concretarlo. Luego, con la llegada de El Niño y sus lluvias abundantes, esos cultivos que llegaron a implantarse alcanzaron un buen desarrollo y altos rendimientos, superiores a los 1.000 kilos. No obstante, los maíces tardíos, sembrados en diciembre y enero, fueron sorprendidos por la avanzada de la chicharrita en el período vegetativo, entre los estadios V2 y V8.
“Acá en la zona, la ventana de siembra fue muy amplia, desde fines de agosto hasta fin de enero, entonces la plaga, que apareció en el maíz de primera pero no le hizo prácticamente daño porque ya el cultivo estaba más desarrollado, siguió teniendo donde multiplicarse, porque había siembras de mediados de septiembre, de octubre y después todo el tardío en diciembre y enero”, repasó el productor.
Cuando Daniel descubrió la presencia de la plaga, sus cultivos se encontraban en el estadio V4 y había 2 a 3 chicharritas por planta. En ese momento comenzó a hacer aplicaciones para combatirlas: “No se sabía con qué, si se podía controlar o no, así que se probaron distintas recetas, distintos productos, evaluando insecticidas que normalmente se usan, algunos que por ahí no se usan tanto, que uno no los tenía en la paleta y hasta todos los productos biológicos que se usan en Brasil o en el norte del país, pero fue muy explosiva la cantidad de chicharritas, por lo cual los controles fueron imposibles, hay chicharritas por todos lados en el campo y en la ciudad”, indicó Daniel.
“Yo probé de todo, ningún producto la controló“, aseguró. Para él, la solución más importante va a venir de la mano de la genética. Hoy en Brasil, Paraguay y el norte argentino la plaga está mantenida a raya por la tolerancia de los híbridos, pero allí se siembran materiales tropicales. “Acá se siembran templados y en la campaña que viene los semilleros no van a tener disponibles híbridos tolerantes. Los materiales que dicen que son tolerantes de los principales semilleros, yo los tengo sembrados y están hechos pedazos, por lo cual no creo que funcione, por lo menos los que están en el mercado”, contó Daniel.
En su campo también probaron el uso de hongos para el control de la chicharrita pero el resultado fue prácticamente nulo. “Arrancamos tarde, seguramente si vos aplicás más temprano los hongos, usás un híbrido tolerante y curás la semilla con insecticida, generás otra reacción ante la plaga..
Al desconocerse la plaga, se subestima el daño, ya que más allá del acortamiento de entrenudos y de la aparición de multiespigas, uno de los principales efectos que produce la enfermedad es la interrupción del llenado de granos. “Vos tenés una planta que está fecundada, que tiene todos los granos, por ahí la espiga quedó más chica, pero tiene dos o tres espigas y te parece que está buenísimo pero los granos tienen muy poco peso y eso se va a ver realmente cuando llegue la cosecha“, advirtió el agricultor. “Al no llenar el grano queda con muy poco peso entonces visualmente tenés una espiga de un maíz de 8.000 kilos pero como no tiene peso va a terminar dando 1.000 kilos”, señaló.
Otro de los perjuicios de la bacteria es la debilidad que produce en el marlo, haciendo que en la cosecha, se pierdan por cola trozos de marlo con granos adheridos. “Si cerrás el rotor de la máquina, le das más revoluciones para tratar de que desgrane, lo que haces es moler el marlo del maíz y romper el grano, entonces te sale todo un puré que es invendible comercialmente“, detalló Daniel. Debido a la gran extensión de la enfermedad, y la gran cantidad de cultivos con daños, esta campaña seguramente no habrá suficiente maíz de calidad como para para mezclar y mejorar la calidad de los envíos ya que el problema es la pérdida del peso hectolítrico.
“El daño lo vamos a conocer cuando se coseche y creo que va a ser mayor al esperado“, lamentó el productor. Además, “lo que se coseche va a tener muy mala calidad, por lo cual no sé comercialmente si va a ser vendible”, agregó.
Actualmente se observan chicharritas por todas partes, incluso sobre otras especies y a kilómetros de los maizales, en el campo y en las ciudades. Si la plaga persiste hasta la próxima primavera: ¿quién se anima a sembrar maíz la campaña que viene?
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