[ad_1]
Lo que impide la difusión de las “carnes” de origen vegetal o producidas en los laboratorios es su alto costo de producción; y esto ocurre cuando se multiplican las autorizaciones sanitarias y ambientales en los países avanzados, ante todo en EE.UU y Gran Bretaña.
El cálculo hecho en 2022 por una de las principales publicaciones agrícolas de EE.UU (Journal Of Agricultural and Food Researt, 2022), editado por la Universidad de Oklahoma, mostró que la producción en gran escala de carne elaborada en los laboratorios de alta tecnología no puede tener un precio menor a U$S 63 por kilogramo, y esto significa que una hamburguesa cuyo precio sea mayor a U$S 18/kg esta fuera del mercado por definición.
La planta que produce en gran escala la carne elaborada en los laboratorios debe ser capaz de fabricar no menos de 540.000 kilogramos por año.
Agrega el Journal que un kilogramo de carne porcina valía U$S 4 en 2021, en tanto que 1 kilogramo de carne vacuna alcanzaba a U$S 6.
En suma, las “carnes” alternativas tienen un largo camino para recorrer y tornarse efectivamente competitivas con los productos tradicionales.
Las carnes en general, tanto tradicional como alternativo, enfrentan a otro competidor en el mundo avanzado que es el crecimiento en gran escala de los consumidores veganos.
Más de 4% de los consumidores del Reino Unido son veganos, y otro 7% vegetarianos, en una tendencia que se expande 30% por año, y que está impulsada por razones de salubridad o culturales.
Esto indica que una parte creciente de la población de los países avanzados abandona anualmente el consumo de carnes, en una tendencia que parece adquirir un carácter irreversible.
Hay que colocar a las carnes alternativas en un contexto global, en donde lo previsible es que la población mundial supere los 10.000 millones de personas en 2050, con un ingreso per cápita que se habría triplicado para entonces.
En esa perspectiva de los próximos 30 años, las carnes en el mundo muestran un desarrollo dualista de carácter estructural: la carne vacuna tiende a transformarse en un producto gourmet de altos precios y mercado en formas de nichos, aunque que hay que advertir que estos sean enormes debido a su carácter de fenómeno mundial; y por el otro, habría un consumo masivo de carnes de baja calidad para los sectores de menores recursos de la población mundial. Aquí. en este sector, podría incorporarse en gran escala el consumo de “carnes” alternativas, sobre todo las de base vegetal, a condición de que reduzcan en gran escala sus costos de producción, y por lo tanto sus precios de mercado.
La guerra de Ucrania ha desatado un fenómeno de altos costos de la producción agroalimentaria mundial a través, en especial, de los elevados precios de la energía que han afectado a todos los agros del mundo, encabezados por el norteamericano, cuya agricultura es la primera y más avanzada de la economía mundial.
La regla en la producción agrícola estadounidense desde la década del 30’ (gobierno de Franklin Delano Roousevelt) ha sido producir calorías baratas para una enorme y creciente población urbana de reducido nivel adquisitivo.
Para eso se creó un mecanismo de subsidios y recortes a la producción que ha provocado un sistema basado en el uso intensivo de combustibles fósiles y un aumento sistemático de los equipos de capital, sobre todo maquinaria agrícola.
El resultado es un sistema hipercapitalizado de producción masiva de commodities de bajo precio, que provoca un daño sistemático al medio ambiente y tiende a destruir la tierra utilizada.
En este sistema es donde los costos de producción han aumentado extraordinariamente por el alza de los precios de la energía y de los fertilizantes, golpeando notablemente a los productores hipercapitalizados que son los farmers de EE.UU.
La inflación estadounidense llego a 8.5% anual en 2022, pero los costos de producción se elevaron más del doble respecto al nivel anterior, mientras que el costo de los herbicidas y fertilizantes trepó 64% el año pasado y 133% el de los nitrógenos.
En síntesis, el sistema agrícola norteamericano creado por Roosevelt en la década del 30’ no funciona más y experimenta una crisis que es de raíz estructural.
La guerra de Ucrania golpea a todos y también a la agricultura más avanzada y capitalizada del mundo, que es la estadounidense.
[ad_2]
Source link