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Los cercos eléctricos son una herramienta fundamental para los planteos ganaderos intensivos. Sin embargo, a veces se presentan problemas de mal funcionamiento por desconocimiento de quienes los utilizan o por malas instalaciones. Para evitarlos, hay que conocer cómo opera el equipo, diseñar correctamente las instalaciones y controlar su trabajo en el lote.
¿Cuáles son los elementos de un sistema de cerco eléctrico? “Generalmente se considera únicamente el electrificador y quizás se pone una jabalina de hierro oxidado de construcción, que no cumple su función de puesta a tierra. La actitud debe ser la contraria: cada uno de los elementos del sistema tiene que ser de buena calidad y estar bien instalado”, recomendó el especialista en el tema, Fernando Cornejo Becker.
Luego explicó que en cualquier sistema de cerco eléctrico hay tres elementos fundamentales: el electrificador, el elemento conductor (alambre o piolín eléctrico) y la puesta a tierra. “Generalmente, no se le da importancia a la puesta a tierra, pero es la causa principal de fallas de los cercos, y tampoco se controla la instalación una vez en funcionamiento”, insistió Cornejo Becker.
Un electrificador de cualquier marca, de cualquier potencia y de cualquier sistema de alimentación (por 220 volts o con paneles solares) entrega determinada cantidad de impulsos eléctricos por segundo. Genera un conjunto de electrones que “viajan” desde el electrificador por el elemento conductor (el alambre). Cuando un animal lo toca, los electrones se trasladan al suelo, desde donde tienen que llegar hasta las jabalinas que hacen de puesta a tierra y cierran el circuito. Si esto no sucede nunca va a generar la descarga o shock eléctrico al animal”, advirtió Fernando.
Cómo se debe conectar un electrificador y su toma de tierra
“La jabalina que hace de puesta a tierra no puede ser un fierro viejo oxidado que no permita la circulación de los electrones. Debe ser de hierro galvanizado, igual que el alambre, y debe tener más de dos metros, porque a mayor profundidad mejor conducción”, explico Cornejo Becker -que es asesorasesor técnico de la firma Gallagher- en una reunión organizada por Select Debernardi.
Según el especialista, en la mayoría de los campos conviene poner varias jabalinas separadas a cuatro metros e interconectadas con un cable sin cortes para asegurar el cierre del circuito eléctrico. Deben estar por lo menos a 10 metros de la instalación de electrificador y también separadas a 10 metros o más de cualquier tipo de instalación eléctrica o de línea de alta o media tensión.
“Si el electrificador funciona bien, genera impulsos eléctricos sobre el alambre y se mide una tensión de 9000 voltios, pero el sistema no da descargas, es porque no se está cerrando el circuito por una mala instalación de tierra o por suelos malos conductores”, advirtió.
“Hay campos con suelos muy duros o muy secos, sobre todo en época invernal, que generan problemas. En esos casos, para cerrar el circuito, se pone un alambre adicional de retorno como negativo”, aclaró. De esta forma, se conducen muchos electrones que no pueden viajar por los suelos duros o secos. “En estos casos, el animal tiene que estar tocando los dos alambres al mismo tiempo para que el sistema funcione. Por eso, los alambres deben estar lo suficientemente separados para no provocar inducción, y lo suficientemente cerca para asegurarse que el animal lo va a tocar. Además, al alambre negativo hay que hacerle una jabalina cada 1000 o cada 2000 metros para ayudarlo”, abundó.
Todas las líneas madres deben ser con alambre galvanizado, no con hilo eléctrico; cuanto mayor sea la sección del alambre mayor va a ser la conducción. Lo mejor es alambre San Martín 17/15 o alambre 16/14.
El hilo eléctrico es una gran solución para las parcelas, pero no es tan buen conductor como el alambre. Por ejemplo, en el hilo de seis hebras, el filamento conductor es de acero inoxidable, pero de poca sección. Por eso, en una distancia de 500 metros, por el solo hecho de usar hilo, las mediciones bajan de 7000 a 3500 voltios, aunque haya buena conducción por tierra y todo el sistema esté bien instalado. “Entonces, con este tipo de hilos, no se deberían tirar más de 400 o 500 metros”, aconsejó. Por su parte, con el uso de hilos de más hebras -18 –24–36 filamentos- se pueden realizar tiradas de 1000 a 1500 metros.
Controles
Lo ideal es que los equipos funcionen arriba de los 6000 voltios y con bajo amperaje. Más de 12.000 voltios ya puede ser peligroso y no son necesarios, si se tiene en cuenta que un bovino respeta el cerco eléctrico a partir de los 4000 voltios.
El control del amperaje permite detectar fallas. Por ejemplo, medir 30 amperes evidencia que el sistema está teniendo muchas pérdidas de corriente y que se debe revisar si hay aisladores resecos o rotos, o lugares donde un portarrollos está tocando el alambre, empujado por un animal, etc. En la práctica, es necesario estar arriba de 5000 voltios y no pasar de 10 a 15 amperes.
Para controlar el funcionamiento del sistema, lo mejor es utilizar los dispositivos que miden voltaje y amperaje de manera digital. Algunos de estos dispositivos también indican para qué lado está la pérdida, si la hubiera. Es importante utilizar un voltímetro digital para saber con mayor precisión cuál es la tensión de los alambres y además sirve para medir la puesta a tierra cuando fuera necesario.
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