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En el Foro Económico Mundial se recomendó comer solo dos hamburguesas por semana por la supuesta contribución de la ganadería al cambio climático. Por qué es una sugerencia errónea.
En la reciente reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos que se realizó en Suiza entre el 16 y el 20 de enero se hizo una polémica recomendación: comer solo dos hamburguesas por semana para “salvar” el planeta. Luego de estas declaraciones en una vidriera planetaria, desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) se encargaron de desbaratar ese consejo que, según sostienen, desconoce que sistemas productivos como el de este país “no sólo no afectan el medio ambiente sino que son una gran herramienta para la “regeneración” natural de los ecosistemas”.
Adrián Bifaretti y Eugenia Brusca, especialistas del Departamento de Promoción Interna del IPCVA fueron los encargados de desplegar los argumentos para rebatir la sugerencia.
La ganadería viene siendo muy criticada en las últimas décadas, declarándola culpable del cambio climático y calentamiento global por emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En Davos se recomendó no comer más de dos hamburguesas finitas por semana para “salvar” al planeta del cambio climático pero “lo que no dijeron es que esta crítica hacia la ganadería y el consumo de carne se da en un contexto de crecimiento y desarrollo de la producción industrial mundial derivada de la quema de combustibles fósiles de las últimas décadas”, advirtieron los especialistas del IPCVA.
Según sostuvieron, la mayoría de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen de la actividad industrial, como la electricidad, la manufactura, la construcción y el transporte que, al basarse en la quema de combustibles fósiles, generan cambios en el medio ambiente. “Esto se da, a grandes rasgos, porque el dióxido de carbono producido por la industria permanece en la atmósfera por varios años y se acumula a lo largo de los siglos. Es el principal impulsor del calentamiento global y cambio climático”, afirmaron.
Los técnicos del IPCVA aseguraron que una producción ganadera como la de Argentina nada tiene que ver con el crecimiento de la producción industrial derivada de la quema de combustibles fósiles. “La ganadería argentina se basa en una producción extensiva. ¿Qué quiere decir eso? Que nuestra producción de carne consiste principalmente en alimentar a las “vacas” con pasturas y pastos naturales, diferenciándose de muchos de los productores de carne vacuna del mundo”, explicaron.
El ganado, parte del ecosistema natural, participa del ciclo natural del carbono a través de la fotosíntesis. “Las vacas se alimentan a través del consumo de pasturas y pastos naturales que han tomado del aire el carbono como parte del ecosistema natural a través de la fotosíntesis. Luego los animales digieren el carbono y el pasto, eliminando metano a la atmósfera. Ese metano esta “hecho” en base al carbono del pasto que las vacas consumieron y tiene una duración de entre 10 a 12 años en la atmósfera”, contaron. Pasado ese tiempo, el metano se transforma en agua y dióxido de carbono que es absorbido naturalmente a través de la fotosíntesis por las pasturas y así el ciclo se repite constantemente. “Es el ciclo natural de la naturaleza. La ganadería argentina es parte de un proceso de secuestro de dióxido de carbono hacia la tierra“, subrayaron.
De acuerdo con los especialistas, lo más importante es que las vacas no están generando más carbono a la atmósfera, sino que a través de la fotosíntesis y su alimentación contribuyen al ciclo natural del carbono, transformando proteína vegetal no apta para el consumo humano en proteína animal de alto valor biológico, apta para el consumo humano. Por lo tanto, señalan, no hay nada nuevo generado por la ganadería más que proteína animal de primera calidad para la población del mundo.
Por eso, expresaron, “la recomendación del Foro de Davos, no comer más de dos hamburguesas (finitas) por semana para “salvar” al planeta del cambio climático es una “fake news” en nuestro país“.
La pregunta es: ¿Se puede seguir culpando a la ganadería argentina como una de las causantes del calentamiento global? La respuesta de los técnicos del IPCVA es contundente: “No”.
“Es muy importante apoyar y apostar como país a la producción ganadera porque tiene un papel preponderante y fundamental en el ciclo natural de la naturaleza y su regeneración. Por todos: el planeta, los animales y los humanos”, opinaron. E instaron a seguir comiendo hamburguesas teniendo en cuenta que “la carne producida con sustentabilidad no es la culpable sino una gran herramienta para la regeneración de este planeta en que habitamos”.
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