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Un productor ganadero de Santa Cruz afirma que la explotación de esta especie nativa es una gran oportunidad para la región.
En el sur del país hay una interesante oportunidad para agregar valor y mejorar el equilibrio ambiental a partir del manejo de una especie autóctona. Se trata del guanaco, que antes de que llegaran a estas tierras las ovejas y las vacas sirvieron de abrigo y alimento a los pueblos originarios. Se sabe que gracias a su carne sabrosa y rica en proteínas los tehuelches crecían y vivían muchos años en el áspero ambiente patagónico. Los cazaban con boleadoras y con flechas, y además de aprovechar la carne usaban también los cueros para elaborar sus “quillangos”, gruesas mantas que les daban reparo.
De aquellas flechas solo quedan algunos rastros en las lagunas en las que los tehuelches emboscaban a los guanacos, la llegada de los inmigrantes y el paso del tiempo cambiaron por completo la dinámica de la región, que se transformó a fines del siglo XIX en la mayor exportadora de lana ovina del mundo. Toda la apuesta fue para las ovejas y los guanacos quedaron como una pintoresca especie nativa a la que con el tiempo incluso se prohibió cazar.
Pero el escenario cambió, con el ocaso de la cría ovina tras la crisis de la lana quedaron abandonadas unas 8 millones de hectáreas en Santa Cruz, y desde hace ya un tiempo ese estado silvestre de los guanacos se transformó en un problema para los productores ganaderos de la región, porque genera una competencia por el forraje con las ovejas y los bovinos.
“Cada guanaco consume la misma cantidad de pasto que dos ovejas. Por cada guanaco hay un cordero menos, y hoy se calcula que con menos de 3.500 corderos un establecimiento de esta zona no es rentable”, explica Rafael Martínez de Sanzo, productor y exportador de carne bovina de la provincia de Santa Cruz. Actualmente se estima que en esa provincia hay unos 4 millones de guanacos, la mayor población de guanacos del mundo, y su crecimiento es exponencial teniendo en cuenta que cada guanaca tiene una cría por año.
Pero como suele suceder, en este problema también se puede encontrar una oportunidad. Según Martínez de Sanzo, con un correcto ordenamiento de la población podrían coexistir las producciones ovina, bovina y de camélidos. Dentro de ese ordenamiento se incluye la posibilidad de explotación del guanaco, dentro de parámetros establecidos por un plan para el manejo sostenible del guanaco, elaborado por el Ministerio de Ambiente de la Nación en 2019.
“El guanaco no se produce, no es un animal doméstico, no existen los productores sino los encerradores”, aclara el santacruceño. En su estancia El Delfín, a 80 kilómetros de la localidad de Bajo Caracoles, donde realiza el ciclo completo ganadero, hace algunos años Martínez de Sanzo empezó a hacer encierres de guanacos. El encierre es una complicada práctica artesanal que cuenta con unos pocos expertos como Cacho Augustin. “Es el gaucho más emblemático de la Patagonia, él tiene el arte de juntarlos”, dice el productor, y explica que Cacho llega al campo en la época de encierre -de marzo a septiembre- con la comparsa compuesta por unas 40 personas con motos y con unas enormes redes de pesca.
Conocedor de la especie y de sus dinámicas, el gaucho va dirigiendo al equipo para agrupar a las tropillas. Los guanacos corren a 60 kilómetros por hora, mucho más rápido por ejemplo que un caballo, que puede alcanzar los 25 kilómetros por hora. Además pueden saltar alambrados de hasta dos metros de alto, pero con paciencia y destreza los encerradores arman embudos y logran capturar varias jaulas de 80 guanacos por día.
Un trabajo realizado por el investigador Jorge Rabinovich establece que se puede extraer hasta el cinco por ciento de los guanacos presentes en cada establecimiento sin generar un riesgo de extinción, aunque segun el caso se podría llegar al 50 por ciento de extracción. Con la realización de censos por parte de la provincia y la gestión de permisos, la carne de guanaco puede ser una nueva marca registrada de la Patagonia en los mercados del mundo.
Martínez de Sanzo, quien ya tiene una empresa exportadora de carne bovina, reconoce que sueña con exportar carne de guanaco, y también con imponer su consumo en el plano local. “Es riquísimo, tiene los mismos cortes que el vacuno, más chicos pero con mayor valor proteico. Se puede sacar hasta 34 kilos de carne por animal, las milanesas y los lomos son un lujo. Yo lo comparo con el canguro, que hoy en Australia es considerado una delicatessen”, describe el productor, y agrega además que la lana de guanaco puede costar hasta 100 dólares por kilo. Puro valor tehuelche.
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